La detención de Ángel María Villar, presidente de la Federación
Española de Fútbol (FEF), su hijo Gorka y Juan Padrón, vicepresidente
económico de la FEF, ordenada por el juez de la Audiencia Nacional
Santiago Pedraz en una operación coordinada con la Fiscalía
Anticorrupción, por los presuntos delitos de corrupción entre
particulares, falsedad, administración desleal y apropiación indebida no
es ninguna sorpresa para nadie que conozca los entresijos del mundo del
deporte que más masas mueve en el mundo. Veremos cómo termina el
asunto, pero la porquería es abundante y si los fiscales y jueces se
empeñan, pueden caer muchos.
Conviene estudiarse bien lo sucedido tras la investigación de la
fiscalía estadounidense sobre el escándalo de la FIFA, uno de los
mayores casos de corrupción universal que se han conocido, cuantitativa y
cualitativamente. El grueso del asunto se centraba en la adjudicación
de los mundiales a Rusia y Qatar, pero hay mucho más, y afecta a
dirigentes de la FIFA y la UFEA, Federaciones de los cinco continentes,
el Comité Olímpico Internacional, políticos, empresas constructoras,
operadoras de televisión, marcas deportivas y personajes peculiares que
rodean este universo podrido que mueve miles de millones para regocijo
de unos aficionados benevolentes con toda esta corrupción mareante
mientras sus equipos les hagan disfrutar y marquen goles.
Villar lleva 29 años al frente de la FEF. Conocido por muchos como
“Chulen” Villar, sus problemas no han comenzado hoy. Desde 1993 han
sobrevolado dudas varias sobre las cuentas de la FEF, ha sorteado con
éxito y apoyos políticos de fuste varias investigaciones e imputaciones
que le han afectado a él y a varios de sus directivos. Pero el hilo que
ha permitido a la Audiencia Nacional y la Unidad central Operativa de la
Guardia Civil entrar hoy en la FEF a registrar es el presunto fraude de
1,2 millones de euros de dinero público relacionado con un partido
amistoso en Haití.
Si de esta investigación y los registros que se están efectuando
salen cosas relacionadas con el proceso del “Caso FIFA” que se sigue en
los EEUU, Villar, su hijo y algunos otros pueden tener problemas más
serios de lo que muchos creen. Y ojo, que las derivadas pueden alcanzar a
la Liga de Fútbol Profesional y a las productoras operadoras de
televisión implicadas en el fastuoso negocio de los derechos de
retransmisión.
Recientemente Mediapro (la compañía de Jaume Roures, del
brazo de Qatar) se ha adjudicado los derechos de la Champions a partir
de 2018 por casi 400 millones al año hasta 2021 y están a punto de
subastarse de nuevo los derechos de La Liga, por los que el presidente
Tebas quiere cantidades mareantes, y estas pretendidas subastas quizá no
sean tan limpias como parecen y hay fiscales detrás de ellas, porque el
“Caso FIFA” ha puesto sobre la mesa los sistemas, concursos y subastas
relacionados con los Mundiales y los derechos de televisión y la
porquería es de asustar.
O sea que atentos al caso Villar, porque cómo la Audiencia Nacional,
la Fiscalía Anticorrupción y la UCO se pongan de verdad a ello nos vamos
a divertir este verano, y todo el invierno. Hay manta de la que tirar. Y
mucha.
(*) Periodista
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