domingo, 30 de julio de 2017

Trucos del mal / Guillermo Herrera *

Dicen que el poder del mal se basa en el secreto y en el ocultamiento, y que pierde poder a medida que se revelan sus trucos y sus secretos más inconfesables. Pues bien, voy a poner mi granito de arena y tratar de aplicar un poco de luz a la oscuridad para servir a la causa del bien, de la justicia y de la dignidad de las personas.

La mafia se esconde detrás de todo crematorio, morgue o funeraria que lo utilizan para deshacerse de los cadáveres de sus crímenes, especialmente de los diez millones de niños que desaparecen todos los años en el mundo sin que nadie diga nada ni ponga el grito en el cielo.

También se esconden los malignos detrás de casinos, juegos y apuestas en internet porque es un medio de ganar dinero fácil desplumando a los ingenuos que pican en sus anzuelos. ¿Se han dado cuenta que la suerte en el juego acompaña a los sinvergüenzas y arruina a las personas honradas? Es una constante que se repite una y otra vez. La explicación es que los seres de la oscuridad que manejan los hilos desde la sombra, se divierten mucho con la desesperación de la buena gente, y les encanta premiar a los crápulas.

También se esconden los malvados detrás de los negocios de prostitución y de las drogas ilegales no sólo porque hacen mucho dinero fácil, sino además porque les encanta ver a los idiotas cómo arruinan su vida y la de su familia.

Por ejemplo, la pederastia se esconde detrás de ONGs que se dedican supuestamente a “adoptar y proteger” niños huérfanos y abandonados para luego violarlos, prostituirlos, robarles los órganos o simplemente asesinarlos para divertimento de mentes de ricachones profundamente enfermos. La mayoría de los crímenes no se esclarecen nunca porque sus autores no son humanos sino auténticos demonios, como dice Alberto Canosa.

Esto se resume en una frase del brujo Aleister Crowley, que era un icono de la cultura pop, pero que no tenía de bueno ni su respiración, porque fue un auténtico demonio: “quiero blasfemia, violencia, violación, infamia, revolución...” Su cara aparece en la famosa portada del disco “Sargent Peeper” de los Beatles. Estos son los monstruos que se han idolatrado en el siglo XX.

Éste es el mundo tan monstruoso que hemos creado al mirar para otro lado. Esto no es que sea un poquito malo sino que es el mal químicamente puro y duro. ¿Quién se atreve a decir que no se merece un castigo apocalíptico?

Contribuyen al mal los que controlan las televisiones y nos inundan de basura para evitar que pensemos por nosotros mismos, e ignoremos todas las tropelías que se cometen el el mundo. También es puro mal el ocultar muchos temas trascendentales sobre la vida y el universo, para evitar que despertemos a la verdad. En cambio, nos meten mucho miedo para que nos conformemos con lo que tenemos y no aspiremos a crear un paraíso auténtico, a traer el cielo en la tierra.

También son malos, muy malos, los que nos intoxican con venenos químicos para atrofiar nuestro cuerpo y degradar nuestra mente y nuestro desarrollo personal y espiritual. Y no digamos nada de los que sobornan a los políticos para robarle el dinero al pueblo y para que hagan la vista gorda de sus delitos.

La lista sería interminable porque vivimos en un mundo gobernados por demonios en donde los seres humanos justos vivimos a la defensiva para que no nos invadan ni violen nuestra integridad ni nuestra sagrada libertad.

El colmo de todos los males será la implantación de un microchip en la mano derecha o en la frente igual que el ganado. Dicen que lo harán por nuestra propia seguridad, pero en realidad será para mantenernos controlados las 24 horas del día, poder manipular nuestro cuerpo a distancia e incluso asesinarnos a distancia apretando un botón cuando seamos molestos para su sistema satánico.

Por eso propongo la creación de una plataforma de defensa ciudadana contra la implantación obligatoria del microchip, como ya han comenzado a hacer en Australia. No tienen derecho a obligarnos, y es mucho lo que nos jugamos.
 
 
 
(*) Periodista

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