viernes, 4 de agosto de 2017

El Popular coloca a la banca española entre las peores del mundo después de la italiana / José Hervás *

Los in­formes de la cla­si­fi­ca­ción mun­dial de los bancos mues­tran a la banca es­pañola como líder del sector por pér­didas de­bido a los re­sul­tados del Banco Popular. A la es­pera de la re­for­mu­la­ción de­fi­ni­tiva de las cuentas de 2016 y del in­forme de la con­sul­tora Deloitte en el que se basó el Banco Central Europeo para tomar la de­ci­sión de re­sol­verlo y ven­derlo por un euro, los es­pe­cia­listas evi­den­cian este du­doso honor del sector fi­nan­ciero es­pañol.

Bien es cierto que, aunque España está entre los primeros, el liderazgo lo encabeza sin duda la banca italiana. En el 2016 ha registrado unas pérdidas de 36.900 millones de dólares en pérdidas, casi el equivalente a todas las ayudas que tuvo que recibir España para salvar a sus cajas de ahorros y evitar el rescate de la economía española.

De no haberse circunscrito el rescate al sector financiero, el Gobierno hubiera tenido que imponer grandes recortes a las pensiones y a los salarios como sucedió con las condiciones impuestas en materia de pensiones, salarios e impuestos de los países rescatados. No solamente sucedió con Grecia.

Frente a esta situación de liderazgo por pérdidas de la banca española, la banca francesa se ha mostrado como la gran ganadora en el ranking del 2016, tanto por beneficios como por activos. Los seis primeros bancos de Francia obtuvieron 40.000 millones de dólares de beneficios. Suman el 30 % de los beneficios de toda la banca europea.

Francia además ha colocado a cuatro de sus bancos entre los 20 más grandes del mundo por activos, todos ellos con activos que superar el billón de dólares: BNP, Crédit Agricole, Société Générale y el Groupe BCPE.

Esta situación ha dado ánimos a su ministro de Economía, Bruno Le Maire para quien París se convierte en la sede ideal para instalar la Autoridad Bancaria Europea, el supervisor europeo que debe abandonar Londres tras la consumación efectiva del Brexit.

París es junto con otras siete capitales europeas candidata a recibir a los 165 funcionarios europeos de la EBA. De las otras siete capitales, Dublín, Praga, Viena, Varsovia, Luxemburgo y Fráncfort, esta última es la principal competidora.

Para Le Maire no existe mejor elección que la capital de Francia, a la que quiere convertir en sede financiera mundial y asegura además que luchará para que este organismo se mantenga independiente como lo es en la actualidad frente a la propuesta de la Comisión de que sus funciones sean asumidas por alguna otra entidad ya existente.

Fráncfort cuenta con el apoyo del muy influyente y poderoso ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. Frente a los argumentos profesionales defendidos por el ministro francés de Economía, su colega alemán ha optado por un razonamiento completamente distinto. Defiende a Fráncfort por sus enormes facilidades de vida, algo similar a lo que en su día hizo el filósofo Emmanuel Kant con Königsberg, ciudad de la que nunca salió.

Para Schäuble poco importa que París esté en el corazón del ecosistema financiero mundial, que cuente con presencia muy activa de los grandes de la banca mundial y que tenga un tejido empresarial denso y dinámico con conexiones aéreas, ferroviarias o por autopista con todos los grandes centros financieros del mundo. Eso lo puede tener todo el mundo.

Pero Fráncfort, según Schäuble, se distingue por la proximidad de la selva, sus parques, su río navegable; es una ciudad de pequeñas distancias, se puede ir a todas partes andando, y hasta cuenta con zonas para hacer deporte al aire libre cada pocos metros. Sin olvidar que es la sede del Banco Central Europeo. ¿Alguien da más?



(*) Periodista

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