sábado, 19 de agosto de 2017

“Yo soy Dios” / Guillermo Herrera *

Si digo que “creo en Dios” le cedo mi poder al Creado, pero si afirmo que “yo soy Dios” constato la Verdad, que formo parte del Creador, como la gota de agua forma parte del Océano, y que tengo y ejerzo correctamente el poder que me ha regalado el Creador, cumpliendo siempre las Leyes de Dios y de la Creación.

Si devuelvo un regalo es porque está defectuoso, o porque quiero ofender a quien me lo ha regalado. El Creador no nos dio Poder para que se lo devolvamos -eso sería un desprecio ofensivo- sino para que lo desarrollemos corectamente como seres co-creadores con la Fuente, para mejorar y perfeccionar la creación divina, no para destruirla.

Si también son Dios todos los demás seres, entonces no puedo hacer daño a nadie, porque me lo haría a mi mismo. Del mismo modo, si otra persona me hiciese daño a mí, entonces se dañaría a sí misma por ignorancia.

Esta doctrina puede parecer prepotente, pero no lo es en el momento en el que vemos a todos los seres como Dios, y por lo tanto nadie es más que nadie porque todos somos sagrados, aunque cada uno estemos en distinta fase y proceso de nuestra evolución.

Finalmente cinco decretos de Rubén Cedeño sobre este tema:
  • No hay reino y poder más grande en el universo que el Amor de “yo soy Dios”.
  • No hay gobierno y poder más grande en el universo que el Amor de “yo soy Dios”.
  • No hay comando y poder más grande en el universo que el Amor de “yo soy Dios”.
  • No hay gloria y poder más grande en el universo que el Amor de “yo soy Dios”.
  • No hay mayor provisión económica en el universo que “yo soy Dios”.



    (*) Periodista

No hay comentarios: